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El Ojo de Sevilla

07 julio 2007

Ya está aquí el calor y con él el Tranvía.
¡Qué calor! A los guiris tendrían que darles una medalla al valor. ¡Qué barbaridad!. Este año, de todas formas, no podemos quejarnos. Hemos tenido una buena primavera. Pero eso ya se acabó. El verano ya llegó, ya está aquí... A ver quién es el valiente que es capaz de pasear por la gran Avenida peatonalizada. ¡Es un solarium! Un solarium ruidoso. El que pensara que al peatonalizar la avenida, la paz se fuera a hacer ¡qué equivocado estaba! Como siempre, admito que yo estoy encantado con dicha peatonalización pero no tanto con el resultado. Las farolas de San Fernando y las catenarias, que están plenamente en sintonía con el lugar, fueron los primero invasores del buen gusto. Luego vinieron los "tubos fluorescentes" de la Puerta de Jerez, que al parecer son farolas. Y ahora, desde que el Tranvía (que no Metro) circula por su kilómetro y medio de recorrido, tenemos otro invasor más. Un invasor que, a diferencia de los ya citados, no es posible evitar. ¿No quieres ver las catenarias o los tubos esos que dicen ser farolas? Fácil, mira al suelo o ve por otra vía. Pero el Tranvía (que no Metro) no es tan fácil de evitar (iba a decir que no era tan discreto, pero la verdad es que las dichosas farolas tienen poco de discreto). Ya puedes estar en Alemanes, en García de Vinuesa o en la Plaza del Triunfo que no puedes dejar de oírlo venir. ¿Tranvía?... Aquello no es ni eso. ¡Es un cercanías! El suelo retumba cuando el intruso repta la Avenida.
Uno está en la Plaza Nueva y no hace falta que se pregunte si le quedará mucho al Tranvía (que es un Tren). Primero porque la última parada está a kilómetro y pico. Y segundo porque lo está escuchando llegar desde Puerta Jerez. ¡Qué ruidoso es! ¡Imposible no oirlo! Ese miedo que tenían a que los sevillanos teníamos que acostumbrarnos a caminar junto a un Tranvía (que no Metro, sino Tren) era ridículo. Si tres minutos antes de que llegue a donde estás, lo oyes llegar. Dicen que le van a echar un gel especial... De nuevo a improvisar. En esta ciudad estamos tan acostumbrados a la improvisación del Excelentísimo que ya lo aceptamos como un proceso natural... Señores, en un gobierno no caben improvisaciones. ¿Cuándo nos vamos a enterar?
Ahí tenéis vuestro Tranvía (que no Metro, sino Tren). Ahora, como buenos sevillanos que somos, a buscar la novelería y a olvidar el buen gusto...¡Ala!

3 Comments:

Blogger el aguaó said...

Lo de la calor es normal por estas fechas, lo que no era usual era ese fresco que hemos tenido hasta hace poco.

En cuanto al tranvía, es curioso, pero pensé hacer una entrada en mi blog sobre el ruido.
Un servidor sufrió en sus carnes la fatídica Madrugá de las carreras, esa que todos queremos olvidar. Me cogió en la calle Gravina, viendo pasar a la Hermandad del Gran Poder, y recuerdo (porque no puedo olvidar), cómo a las temibles carreras que invadieron la calle le precedió un ruido similar a un trueno o tamborilada que se acercaba cada vez más estrepitósamente. Estando la semana pasada en la Fnac, mi corazón se sobrecogió al rememorar dicho episodio, pues a mis oídos llegó un ruido muy similar, acompañado de una vibración que se hizo notar en la estantería donde buscaba un par de libros. Me asomé a la calle y vi como el tranvía pasaba por delante de la tienda, intentando 'avisar' de su presencia a los peatones con la campanita que se ahogaba en el tronar de su propio paso.

¿Un gel? Esto empieza a ser abstracto...

Un abrazo amigo.

martes, 10 julio, 2007

 
Anonymous Anónimo said...

El tranvía hace ruido, eso es inevitable, pero es cierto que el de Sevilla es un poco exagerado. ¿Será porque todo el sistema necesita rodaje?
Y respecto a lo de la improvisación, no es exclusiva de Sevilla ni su gobierno. Es cultural, somos latinos, mediterráneos y, si quieres evitar esto, tienes que emigrar a otros países, no a otras ciudades. Convivirás con ello mientras vivas en este pedazo del planeta.

martes, 10 julio, 2007

 
Blogger El Ojo de Sevilla said...

No sé si será por falta de rodaje o por qué, pero me extraña que sea esa la causa y en cambio estén pensando en tratarlo con gel.
No he dicho que la improvisación sea exclusiva de Sevilla. Cierto es que España entera se caracteriza por ello. Pero no por ellos se puede admitir y conformar uno. El conformismo es un grave problema y no se lo recomiendo a nadie. ¿Conviviré con ello el resto de mi vida? Pues estaré el resto de mi vida denunciándolo en este blog.

martes, 10 julio, 2007

 

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